Descubriendo Cefeo, por Juanjo Segovia

¡No os asustéis!
No vengo a daros la “vara” con uno de mis artículos “que tanto os gustan” por lo “escueto” que son. ¡Se entiende la ironía!
Sólo mostraré un pequeño vídeo de 4 minutos de duración, pero su corto tiempo no lo hace en absoluto desechable; todo lo contrario. Tras él, a pesar de lo breve que es, hay un mes de intenso trabajo, que creo, ha logrado su objetivo.
Un vídeo, donde se unen la magia de la Naturaleza, la Fotografía Astronómica y la Música.
Representa el milagro de poder sentir el entorno, el arte de ver lo invisible, y la delicadeza de escuchar una melodía perdido en el espacio.
Trataré de mostrar muy gráficamente, el contexto del lugar donde el cielo se vuelve mágico:
- Se fusionará la imagen panorámica diurna, exactamente con la fotografía nocturna.
- La Constelación de Cefeo se vuelve más visible que nunca y nos desvela sus secretos.
- Un cielo, a simple vista, lleno de simples estrellas, rebosa de maravillosos campos de nubes y cirros galácticos que no veíamos con nuestros ojos. Viéndose nebulosas que se encuentran a una distancia de la Tierra en torno a los 1000 años luz, hasta galaxias a distancias de más de 100 millones de años luz.
- Sorprenderá ver los satélites artificiales moviéndose en un time-lapse rápido, de sólo 10 segundos de duración, junto con el airglow (la luminiscencia atmosférica).
Merece la pena parar un momento y explicar esto del airglow.
El airglow es un fenómeno natural que se produce en la atmósfera terrestre, emitiéndose una luz tenue. Es un proceso de quimioluminiscencia, donde moléculas de la atmósfera ionizadas por la radiación solar, los rayos cósmicos, ondas de gravedad, liberan energía en forma de luz.
Durante el día, la luz solar divide las moléculas de la atmósfera, produciendo una luminiscencia diurna, que es muy tenue para ser vista por el día. Pero durante la noche, estas moléculas, ahora se recombinan y ahí está la luminiscencia nocturna que vemos en el video.
Se trata de un fenómeno difícil de ver a simple vista y que muchas personas confunden con las auroras.
Las auroras se producen por la interacción de partículas cargadas del viento solar con la atmósfera, mientras que el airglow es causado por procesos químicos en la propia atmósfera.
Estad muy atentos al principio del time-lapse, para no perder el detalle del paso de las primeras “ondas” de Airglow en la parte superior izquierda de la pantalla y por supuesto, de tantas trazas de satélites en toda la pantalla, produciéndose mayor número justo al final del time-lapse.
Esta parte del vídeo me ha hechizado tanto, que he tenido que parar la reproducción varias veces, y volver atrás para así poder apreciar todos sus detalles. ¡Tened cuidado que no os distraigan los textos!
Mi impaciencia por descubrir lo que escondía este trocito de cielo, hizo que realizara un primer procesado de la fotografía de una manera rápida y poco ortodoxa. sin hacer un estirado correcto, y otros detalles inapropiados en el procesado, con el fin de conseguir un resultado inmediato que me hiciera imaginar el potencial que tendría la fotografía cuando la procesara correctamente.
Sin embargo, la sorpresa fue tan grande, la fotografía se veía tan maravillosa, que inminentemente empecé a realizar este vídeo sin haber hecho el procesado definitivo de la foto. Y al final, el vídeo se ha quedado con esa imagen, y yo todavía no he realizado el procesado final de la fotografía. Así que, cuando la tenga, ¡no quiero ni imaginar cómo quedará!
Como se que estáis inquietos y ansiosos, esperando algunas palabritas más, no os defraudaré y voy a aprovechar estas líneas de tinta para explicar algunas cositas que no vienen en el vídeo.
Después de 4 o 5 horas de viaje en coche, (según metamos el tiempo del almuerzo y descanso o no), por fin llegamos al lugar de observación. Eran las cinco de la tarde, cuando empezamos a montar el equipo.
Como “nunca tengo problemas”, esta vez no iba a ser menos. El autoguiado con PHD Guiding2 me dio un error, por pulsar la pestaña “Asistente de calibración”, en lugar de “Asistente de Guiado”. Como la montura apuntaba cerca del polo norte, a Cefeo, la app empezó dar mensajes de problemas. Así que, aunque en la primera foto del vídeo veáis montado un pequeño telescopio guía, jamás se llegó a usar para las fotos. Todas se hicieron sin autoguiado, y aún así, salieron bien.
Ahí estaba el compañero Pedro España, que, con su observación en visual, me daba ánimos mostrándome algún que otro objeto por su telescopio para no decaer en mi trabajo.
Así que mi primera foto se empezó a realizar a las 01:15 horas de la madrugada. Y a las 07:15 horas de la mañana aún estaba tomando las últimas fotos de calibración.
Las 101 fotografías se hicieron con una NIKON D850 modificada (se le quitó el filtro IR) a ISO 800, f/4 y 120″ de exposición, con objetivo 135 mm Sigma Art F 1.8 DG.
Espero que este trabajo sea de vuestro agrado.